jueves, 30 de mayo de 2013

ELS JOGLAS POR JULIO VALES GONZÁLEZ

JULIO VALES GONZÁLEZ Nº 22 1º B




Albert Boadella, Carlota Soldevilla y Anton Font dieron el nombre de  Els Joglars a un grupo teatral dedicado al mimo en 1962. A partir de esa fecha y uniendo el mérito artístico y su papel predominante en la Historia del Teatro del siglo XX, ha ejercido el papel de incisivos comediantes, nunca de unos aduladores agradecidos, poniendo en la llaga la situación de una sociedad en el momento determinado en el que vivimos, rompiendo tabúes y utilizando idéntico lenguaje al de los juglares que recorrían las aldeas en la Edad Media o el de los comediógrafos clásicos griegos, es decir el simple lenguaje del teatro.

La historia de Els Joglars es la búsqueda de un lenguaje teatral partiendo del mimo, tratando de abrir nuevos caminos a esta forma de expresión, siendo a partir del Festival de Zurich de 1967 cuando el grupo teatral inicia un nuevo camino hacia otras formas de expresión llegando a la profesionalidad de sus integrantes mediante la fórmula de cooperativa en la que van unidos la austeridad y el trabajo constante.

Es preciso tener en cuenta que la actividad de este grupo nace en el contexto de los años 60 y 70 de Cataluña, un período de revitalización social, cultural y política en el que la sociedad en su conjunto tiene que luchar, ante todo, con el inmovilismo oficial y El Joglars se sitúa como su imagen ante el poder establecido.

La ruptura con los moldes clásicos del teatro se produjo en las primeras interpretaciones de la compañía, ya como profesionales, como El Diari (1968), El joc (1970) o Cruel Ubris (1971), conservando la expresión corporal pero añadiendo la palabra a base de onomatopeyas y gritos, desapareciendo el vestuario clásico y buscando una relación con el público. Es un teatro nuevo: crítico, subversivo, pero lleno de humor y eso le hace traspasar las fronteras consiguiendo grandes éxitos en el mundo de la representación.

El cambio más espectacular se nota en Cruel Ubris (1971), con un espectáculo de libertad total donde la posible existencia de la improvisación responde a una profunda disciplina y planificación en la que nada queda suelto. Aparece la parodia, la denuncia política actualizada, la frivolidad de lo sagrado, pasando en un instante de la comedia al drama.

Después llega Mary D’ous (1972), creado en una masía donde los actores conviven. Supone el salto hacia un concierto musical en el que se entrelazan las relaciones hombre-mujer y las de estos con el poder. Una nueva forma de hacer teatro pero sin abandonar las ideas del grupo.



Con Álias Serrallonga (1974), el grupo construye una narración convencional, una historia de un bandolero en la que confluyen multitud de escenarios simultáneos, situando la acción entre el público, planteándose la relación entre la ciudad y el mundo rural, las relaciones con el poder y las intrigas entre Madrid y Cataluña.. El éxito de esta obra en el extranjero es extraordinario.

Con La torna (1977) se produce la estabilidad económica del grupo, construyendo la cúpula de Pruit en la que se realizan los espectáculos. La obra es una crítica al sistema en la que se habla del asesinato político de Puig Antich, una obra agridulce con grandes dosis de humor que supone el encarcelamiento de Boadella y más tarde de su compañía. La situación trae consigo un movimiento de repulsa social y constituye uno de los momentos más críticos de la compañía. Cuando iba a ser juzgado y condenado, Boadella se escapa del hospital en el que estaba internado y se dirige al exilio. El enfrentamiento entre los militares, el poder político y Els Joglars durará hasta 1981.

Durante el exilio, Boadella continúa al frente de su grupo y el Ayuntamiento de Perpignan en Francia le cede el Teatro Municipal y allí representa M-7 Catalònia (1977), una simple conferencia sobre la cultura del pasado ilustrada en cuatro ancianos sobre los que se intenta ver la evolución de la humanidad. El espectador no asiste a una representación teatral sino a una simple conferencia en la que puede intervenir.

La misma fórmula es empleada en Laetius (1980) un reportaje sobre el mundo después del holocausto nuclear, Olympic Man Movement (1981), un mitin neofascista, y Teledeum (1983), una misa ecuménica realizada por distintas confesiones religiosas.


Un elemento esencial de Els Joglars es la implicación de las obras en la forma de pensar del espectador, involucrándolo tanto a nivel social, como político o religioso.

En 1979 Els Joglars crea una compañía paralela, Xalana, tratando de dar una explicación de la cultura mediterránea a través de la historia de Ulises y cuando la compañía va a cumplir sus 25 años idea y representa Bye, Bye Beethoven (1987), una modificación de Laetius (1980), que desarrolla un informe militar soviético sobre los comportamientos sociales de una generación instalada en un futuro tecnológicamente perfecto.

Por fin, Columby Lapsus (1981) se centra en la extraña muerte del papa Juan Pablo I, lleno de honestidad, sustituido por Juan Pablo II, ambicioso y poderoso. Yo tengo un tío en América (1991) es construido para celebrar el 500 aniversario del descubrimiento de América y en esta obra las tribus indígenas son representadas por locos y los médicos son los conquistadores, teniendo que someterse los conquistados por los invasores. El mensaje es muy claro: por encima de la civilización opresora existe otra que la oprime. El Nacional (1993) nos habla de la oficialización de la cultura y La increíble historia del Dr. Floit & Mr Pla recrea el tema de Stevenson de Dr. Jeckill y Mr. Hyde…

Els Joglars han inventado un nuevo lenguaje teatral que ha producido un cambio importante en el teatro europeo y una asistencia multitudinaria a cada una de sus representaciones.

                     Para conocer la historia de Els Joglars es preciso saber que su alma mater ha sido ALBERT BOADELLA ONCINS, actor y dramaturgo nacido en 1943 y director de la compañía hasta 2012. Estudió arte dramático y expresión corporal en París y, todavía estudiante, formó parte de la compañía de mimo Italo Riccardi.


                     En 1962, con 19 años, fundó junto a dos de sus compañeros, Els Joglars, compañía en la que desarrolla su carrera como actor, director y dramaturgo. Desde su fundación, Els Joglars ha desarrollado más de treinta montajes teatrales, con éxitos continuos y con la particularidad de que ninguno de ellos ha pasado desapercibido del gran público, con obras de gran carga satírica especialmente dirigidas al poder establecido, tanto civil, como militar o religioso, sufriendo por ello problemas con las autoridades que formaban o forman el arco político del país.

                     Albert Boadella estuvo cercano, políticamente hablando, en su juventud a posiciones catalanistas formando parte de la izquierda antifranquista catalana de la que llegó a ser el gran icono cultural actuando junto a los integrantes de la Nova Canco Catalana, llegando a sufrir un Consejo de Guerra en 1977 que le condujo al exilio. Con la restauración de la Generalitat en Cataluña, respresentó Operación Ubú, una parodia del Presidente Jordi Pujol que le enfrentó al nacionalismo gobernante, aproximándose al Partido Socialista de Cataluña.

 

                     En sus obras predomina la crítica y la sátira hacia el poder gobernante (Franco, Jordi Puyol, los Papas…) lo que le supuso el odio de sectores como la ultraderecha española, el independentismo catalán o sectores afines al catolicismo.

 

                     Fue uno de los intelectuales promotores de la plataforma cívica Ciudadans de Catalunya, alejándose de él tras la victoria de Albert Rivera y apoyando claramente a Unión, Progreso y Democracia de Rosa Díez, aunque con el paso del tiempo ha vuelto a la senda marcada por Ciudadans.

 

                     Actualmente es Director Artístico de los Teatros del Canal de Madrid.

 

 

 


Julio Vales González

1º B



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