JULIO VALES GONZÁLEZ Nº 22 1º B
Albert
Boadella, Carlota Soldevilla y Anton Font dieron el nombre de Els
Joglars a un grupo teatral dedicado al mimo en 1962. A partir de esa fecha
y uniendo el mérito artístico y su papel predominante en la Historia del Teatro del
siglo XX, ha ejercido el papel de incisivos comediantes, nunca de unos
aduladores agradecidos, poniendo en la llaga la situación de una sociedad en el
momento determinado en el que vivimos, rompiendo tabúes y utilizando idéntico
lenguaje al de los juglares que recorrían las aldeas en la
Edad Media o el de los comediógrafos
clásicos griegos, es decir el simple lenguaje del teatro.
La
historia de Els Joglars es la búsqueda
de un lenguaje teatral partiendo del mimo, tratando de abrir nuevos caminos a
esta forma de expresión, siendo a partir del Festival de Zurich de 1967 cuando el grupo teatral inicia un nuevo
camino hacia otras formas de expresión llegando a la profesionalidad de sus
integrantes mediante la fórmula de cooperativa en la que van unidos la
austeridad y el trabajo constante.
Es
preciso tener en cuenta que la actividad de este grupo nace en el contexto de
los años 60 y 70 de Cataluña, un período de revitalización social, cultural y
política en el que la sociedad en su conjunto tiene que luchar, ante todo, con
el inmovilismo oficial y El Joglars se
sitúa como su imagen ante el poder establecido.
La
ruptura con los moldes clásicos del teatro se produjo en las primeras
interpretaciones de la compañía, ya como profesionales, como El Diari (1968), El joc (1970) o Cruel Ubris (1971),
conservando la expresión corporal pero añadiendo la palabra a base de
onomatopeyas y gritos, desapareciendo el vestuario clásico y buscando una
relación con el público. Es un teatro nuevo: crítico, subversivo, pero lleno de
humor y eso le hace traspasar las fronteras consiguiendo grandes éxitos en el
mundo de la representación.
El
cambio más espectacular se nota en Cruel
Ubris (1971), con un espectáculo de libertad total donde la posible
existencia de la improvisación responde a una profunda disciplina y
planificación en la que nada queda suelto. Aparece la parodia, la denuncia
política actualizada, la frivolidad de lo sagrado, pasando en un instante de la
comedia al drama.
Después
llega Mary D’ous (1972), creado en
una masía donde los actores conviven. Supone el salto hacia un concierto
musical en el que se entrelazan las relaciones hombre-mujer y las de estos con
el poder. Una nueva forma de hacer teatro pero sin abandonar las ideas del
grupo.
Con
Álias Serrallonga (1974), el grupo
construye una narración convencional, una historia de un bandolero en la que
confluyen multitud de escenarios simultáneos, situando la acción entre el
público, planteándose la relación entre la ciudad y el mundo rural, las
relaciones con el poder y las intrigas entre Madrid y Cataluña.. El éxito de
esta obra en el extranjero es extraordinario.
Con
La torna (1977) se produce la
estabilidad económica del grupo, construyendo la cúpula de Pruit en la que se
realizan los espectáculos. La obra es una crítica al sistema en la que se habla
del asesinato político de Puig Antich, una obra agridulce con grandes dosis de
humor que supone el encarcelamiento de Boadella y más tarde de su compañía. La
situación trae consigo un movimiento de repulsa social y constituye uno de los
momentos más críticos de la compañía. Cuando iba a ser juzgado y condenado,
Boadella se escapa del hospital en el que estaba internado y se dirige al
exilio. El enfrentamiento entre los militares, el poder político y Els Joglars durará hasta 1981.
Durante
el exilio, Boadella continúa al frente de su grupo y el Ayuntamiento de
Perpignan en Francia le cede el Teatro Municipal y allí representa M-7 Catalònia (1977), una simple
conferencia sobre la cultura del pasado ilustrada en cuatro ancianos sobre los
que se intenta ver la evolución de la humanidad. El espectador no asiste a una
representación teatral sino a una simple conferencia en la que puede
intervenir.
La
misma fórmula es empleada en Laetius (1980)
un reportaje sobre el mundo después del holocausto nuclear, Olympic Man Movement (1981), un mitin
neofascista, y Teledeum (1983), una
misa ecuménica realizada por distintas confesiones religiosas.
Un
elemento esencial de Els Joglars es
la implicación de las obras en la forma de pensar del espectador,
involucrándolo tanto a nivel social, como político o religioso.
En
1979 Els Joglars crea una compañía
paralela, Xalana, tratando de dar una
explicación de la cultura mediterránea a través de la historia de Ulises y
cuando la compañía va a cumplir sus 25 años idea y representa Bye, Bye Beethoven (1987), una
modificación de Laetius (1980), que
desarrolla un informe militar soviético sobre los comportamientos sociales de
una generación instalada en un futuro tecnológicamente perfecto.
Por
fin, Columby Lapsus (1981) se centra
en la extraña muerte del papa Juan Pablo I, lleno de honestidad, sustituido por
Juan Pablo II, ambicioso y poderoso. Yo
tengo un tío en América (1991) es construido para celebrar el 500
aniversario del descubrimiento de América y en esta obra las tribus indígenas
son representadas por locos y los médicos son los conquistadores, teniendo que
someterse los conquistados por los invasores. El mensaje es muy claro: por
encima de la civilización opresora existe otra que la oprime. El Nacional (1993) nos habla de la
oficialización de la cultura y La
increíble historia del Dr. Floit & Mr Pla recrea el tema de Stevenson
de Dr. Jeckill y Mr. Hyde…
Els Joglars han inventado un nuevo lenguaje
teatral que ha producido un cambio importante en el teatro europeo y una
asistencia multitudinaria a cada una de sus representaciones.
Para conocer la
historia de Els Joglars es preciso
saber que su alma mater ha sido
ALBERT BOADELLA ONCINS, actor y
dramaturgo nacido en 1943 y director
de la compañía hasta 2012. Estudió arte dramático y expresión corporal en París
y, todavía estudiante, formó parte de la compañía de mimo Italo Riccardi.
En 1962, con 19
años, fundó junto a dos de sus compañeros, Els
Joglars, compañía en la que desarrolla su carrera como actor, director y
dramaturgo. Desde su fundación, Els
Joglars ha desarrollado más de treinta montajes teatrales, con éxitos
continuos y con la particularidad de que ninguno de ellos ha pasado
desapercibido del gran público, con obras de gran carga satírica especialmente
dirigidas al poder establecido, tanto civil, como militar o religioso,
sufriendo por ello problemas con las autoridades que formaban o forman el arco
político del país.
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